martes, 25 de octubre de 2011

BASES POPULARES DEL ANTIAPRISMO
¿La refundación puede lograr la superación de la intolerancia contra el APRA?
El Antiaprismo sigue activo en el Perú. El triunfo de Toledo, fue el triunfo de una coalición contra el APRA, tanto de partidos como de grupos sociales, de la misma manera que parte importante del voto a favor de Alan García fue el voto Anti Toledo, no el voto a favor del APRA. Las polarizaciones que engendran las segundas vueltas electorales provocan estos sesgos.

1 - En las culturas políticas de América Latina durante la etapa de predominancia de los movimientos nacional populares, cuando lo oligárquico controlaba el Estado y lo popular se organizaba en partidos y movimientos, se produjeron auténticas divisiones nacionales marcadas por la intolerancia y la búsqueda del aniquilamiento del adversario. Era la negación del otro, la muerte de la alteridad política, la ruptura de valores compartidos al decir de Lipset.
Ello provocó, el surgimiento del Yrigoyenismo y el Anti Yrigoyenismo en Argentina, años después surgiría el Peronismo y el Anti Peronismo. En México surgió el Cardenismo y el Anti Cardenismo. En Brasil surgió el Varguismo y el Anti Varguismo. En Chile, el Allendismo y el Anti Allendismo. En Colombia el Gaitanismo y el Anti Gaitanismo. Y así podemos seguir citando casos. En el Perú, surge el APRA y de manera paralela se gesta el Anti Aprismo.
2 - Hasta cierto punto la confrontación de intereses sociales y económicos hizo inevitable la formación de una cultura política con bajo nivel de consenso y tolerancia. El caso peruano es prototípico del odio oligárquico contra el APRA.
La disputa por el estado, en buena medida, es la disputa por la imposición de una nueva cultura popular y democrática frente a la cultura elitista. La prolongación de al república criolla del siglo XIX orilló a la oligarquía peruana a buscar alianzas con el ejército para combatir al APRA, mientras en Colombia el asesinato de Jorge Eliecer Gaitan provocó el surgimiento de la violencia por más de una década, en Argentina el peronismo gobernante enfrentó conspiraciones permanentes y en Chile el antiallendismo apostó al control clientelar-electoral hasta el triunfo de la Unidad Popular.

3 - Esta dicotomía entre dos bloques enfrentados nacionalmente impidió en buena medida la consolidación del estado-nación. Ello obstaculizó también la formación de instituciones democráticas, el desarrollo de una sociedad civil autónoma, pactos reguladores del conflicto político, y la germinación e internalización de un autoritarismo latente en las clases dirigentes, que fue ganando también a las clases populares.

4 - Haya de la Torre heredó el odio que generó Manuel Gonzales Prada con su prédica contra las élites criollas y oligárquicas peruanas. Y no olvidemos tampoco que Gonzales Prada fue antipierolista acérrimo, uno de los íconos venerados de la familia Belaúnde. Los conflictos entre élites ha sido muy bien retratada por Luis Alberto Sánchez en sus libros y novelas del período. Haya rompe ideológicamente con su clase social de raíz aristocrática criolla, y cuando llega a la capital no sólo se ve enfrentado a esta ruptura sino que además tiene que vivir la experiencia del provinciano empobrecido frente a la elitista Lima. Su enfrentamiento con los Miro Quezada comienza cuando siendo estudiante de San Marcos (y cuando el APRA no aparecía en el horizonte) tuvo la osadía de impugnar a Don Luis Miro Quesada, quién años después dirigiendo El Comercio fue el más recalcitrante cultor del antiaprismo.

5 - La oligarquía peruana mucho antes que Víctor Raúl fundara al APRA, ya tenía identificado a Haya como su enemigo más potencial. Discípulo de Gonzales Prada, reformista universitario, agitador del obrerismo anarquista, irreverente con el catolicismo integrista, internacionalista, negador de las bondades de la consigna conservadora " orden y progreso ". Haya salió al exilio con notorios enemigos. Su posterior ruptura con Mariátegui, lo alejará del grupo Amauta donde escribían varios de los escritores indigenistas y de la izquierda naciente.

Traigo a colación lo anterior, porque los orígenes del antiaprismo yacen en el conflicto con la oligarquía y los intelectuales de la izquierda indigenista y socialista.

En la década de los treinta, el desconocimiento de los resultados electorales por el fraude electoral propiciado por la Unión Revolucionaria, el no reconocimiento que Sánchez Cerro articulaba sectores por Luis Alberto Sánchez en sus libros y novelas del período. Haya rompe ideológicamente con su clase social de raíz aristocrática criolla, y cuando llega a la capital no sólo se ve enfrentado a esta ruptura sino que además tiene que vivir la experiencia del provinciano empobrecido frente a la elitista Lima. Su enfrentamiento con los Miro Quezada comienza cuando siendo estudiante de San Marcos (y cuando el APRA no aparecía en el horizonte) tuvo la osadía de impugnar a Don Luis Miro Quesada, quién años después dirigiendo El Comercio fue el más recalcitrante cultor del antiaprismo.

5 - La oligarquía peruana mucho antes que Víctor Raúl fundara al APRA, ya tenía identificado a Haya como su enemigo más potencial. Discípulo de Gonzales Prada, reformista universitario, agitador del obrerismo anarquista, irreverente con el catolicismo integrista, internacionalista, negador de las bondades de la consigna conservadora " orden y progreso ". Haya salió al exilio con notorios enemigos. Su posterior ruptura con Mariátegui, lo alejará del grupo Amauta donde escribían varios de los escritores indigenistas y de la izquierda naciente.

Traigo a colación lo anterior, porque los orígenes del antiaprismo yacen en el conflicto con la oligarquía y los intelectuales de la izquierda indigenista y socialista.

En la década de los treinta, el desconocimiento de los resultados electorales por el fraude electoral propiciado por la Unión Revolucionaria, el no reconocimiento que Sánchez Cerro articulaba sectores populares y que gozaba de un gran prestigio en el ejército - salvo honrosas excepciones -, y la fallida revolución de Trujillo con la posterior ejecución de oficiales militares, produjo un quiebre con el ejército de incalculables consecuencias. El ejército tenía dimensión nacional, estaba presente en la mayor parte del territorio. Su antiaprismo se trasmitiría no sólo entre la oficialidad, sino entre los reclutas, los campesinos levados, los pequeños pueblos andinos donde el cuartel y la base militar tenían presencia física.

El enfrentamiento de 1931-32 provocó que el ejército se sumara a la coalición antiaprista.

6 - La frustrada experiencia del Frente Democrático Nacional y la también fallida revolución de 1948 contra Bustamante, donde Víctor Raúl cometió errores estratégicos y el partido se dividió entre el sector institucionalista y el sector insurgente, enajenó para el APRA a la nueva clase media que surgía con la primera industrialización, la migración y el desarrollismo. Los actores sociales populares anti dictatoriales durante los años cincuenta se articularon al Belaundismo que reivindicó la migración andina, y los jóvenes políticos reformistas construyeron otras opciones políticas. El Odriísmo organizó sectores populares y a una clase media que accedió a la educación gratuita con un discurso antiaprista impulsado desde el poder.

El Odriísmo construyó parte importante de las bases sociales populares antiapristas.
7 - La convivencia con el Pradismo y la posterior coalición con Odría provocaron que las nuevas generaciones dieran su espalda al APRA. La expulsión del Apra Rebelde con Luis de la Puente a la cabeza en la convención nacional de 1958, la votación del APRA en el parlamento a favor de la pena de muerte a los guerrilleros y la desnaturalización del proyecto de reforma agraria aprobado en el congreso por la coalición " del pueblo ", además de la separación de Luis F. de las Casas y su corriente, son indicadores de un profundo anticomunismo con ribetes macartistas, una regresión en las posiciones revolucionarias y una intolerancia con el ala izquierda del partido que editaba y distribuía clandestinamente el " Antiimperialismo y el APRA ".
Bueno es decirlo, esta es una etapa en que Haya de la Torre pasa largas temporadas en Europa, por razones de estudio o de salud.El partido es dirigido por la generación de Ramiro Prialé y los líderes parlamentarios.

Este período donde la mayor parte de la juventud latinoamericana asume la vía revolucionaria y se construyen los grandes mitos liberadores, es una etapa de construcción de un fuerte antiaprismo en la izquierda urbana y en los movimientos de masas.

El antiaprismo en la izquierda será ideológico, pero también de carácter popular y basado en la construcción de la identidad política. Ser antiaprista, será una seña de identidad que identificará a la llamada nueva izquierda.
El fin del desarrollismo Belaundista y su proyecto de modernización como algo " inevitable " producirán la crisis de régimen ante el desborde de demandas sociales y la ausencia de cambios estructurales que transformen el estado oligárquico. Pero el Belaundismo logra insertarse en la Amazonía y la ceja de selva con sus obras de irrigación e infraestructura, logrando  construir una gran base social con el magisterio que se expande exponencialmente, también consigue articular a una naciente y pujante clase media provinciana, pero en el Belaundismo surge un antiaprismo visceral, pues se responsabiliza al APRA de no " permitir " que el gobierno de Acción Popular lleve a cabo sus reformas anti oligárquicas y desarrollistas. El fracaso de Belaunde tendrá intérpretes que responsabilizarán al parlamento de mayoría APRA-UNO de ser los causantes de esta nueva frustración.

Los años sesenta generan un antiaprismo en la clase media Belaundista de raíz provinciana, difícil de revertir.

8 - El Velasquismo con sus reformas y su discurso antiaprista no aceptará las propuestas de diálogo del APRA, más bien desde el estado, las organizaciones corporativas y los medios de comunicación vinculados al régimen impulsarán nuevos ciclos de intolerancia contra el APRA. El principal ideólogo de la revolución, Carlos Delgado es un disidente aprista.

9 - Durante la transición democrática y la elección de una Asamblea Constituyente, los necesarios diálogos y acuerdos entre la oposición democrática y los militares, será percibido por los movimientos de masas urbanas como una nueva traición del APRA, lo cual provoca una reafirmación del antiaprismo en las nuevas generaciones de izquierda pero con efectivo liderazgo social. Ello coincide con el inicio de las políticas de ajuste del FMI que radicalizarán a los sectores populares.

10 - Al concluir el gobierno aprista y bajo el Fujimorato, se desarrollan las más despiadas y efectivas técnicas de satanización contra Alan García y el partido. Existía un estado de ánimo social de indudable sanción contra el PAP que ya había sido procesado electoralmente, pero el régimen fujimorista  lo manejo de manera indefinida. Ello, cuenta con el apoyo explícito de la nueva derecha que se organiza tras la fallida estatización de la banca y que responsabiliza al PAP del triunfo de Fujimori y la derrota de Vargas LLosa.

11 - Este apretado relato descriptivo busca sustentar las siguientes conclusiones:

A - El antiaprismo está presente en la estructura de clases sociales de la sociedad peruana y se renueva con cada proceso electoral y político significativo.

B - Esta intolerancia y negación de la participación legítima del PAP, es producto de una lucha competitiva por la democratización del estado oligárquico, por la articulación de la clase media durante el desarrollismo y la hegemonía de lo popular con la izquierda socialista, el velasquismo y el fujimorismo. Hay una permanente relación conflictiva con bajísimo consenso en la competencia por la construcción del estado y las instituciones.

C - Se construye en el imaginario popular un relato basado en los errores cometidos por el partido o de endeble justificación y poca explicación por parte del APRA. Dichos relatos identifican al APRA con la traición, la corrupción, o la incompetencia. Es una forma de construcción simbólica de la negación y reconocimiento del otro.
Es también, una explicación subjetiva para legitimar comportamientos, decisiones y racionalidades sociales basados en lo urgente y la desesperación. La migración forzada al exterior por ejemplo, los desplazamientos migratorios internos durante la violencia, o la lógica de exclusión y tolerancia al ajuste durante los noventa, son procesados responsabilizando al gobierno aprista.

D - La memoria histórica se retroalimenta contra el APRA en las élites mesocráticas, ilustradas o dirigentes. La causa es la poca articulación de estos grupos con el país real, informal, movilizador. Es su rechazo a una forma de movilidad social no sustentada en la meritocracia, el dinero o las relaciones interpersonales. El APRA siempre ofreció una forma de movilidad vertical que irritó y generó intolerancia aquienes habían ascendido por procedimientos estamentales.

12 - El rechazo al APRA también fue alimentado por la Iglesia Católica, que no entendió la religiosidad popular del Hayismo, admirablemente explicada por el padre jesuita Jeffrey Klaiber. Durante años la cúpula de la Iglesia atacó al APRA por "comunista",  "atea" o " violenta". El anticlericalismo de Gonzales Prada le fue adjudicada al APRA. A partir de los años sesenta, la Teología de la Liberación comenzó a utilizar la teoría de la dependencia – versión Gustavo Gutiérrez y cristianos por el socialismo-  como insumo teórico y se convirtió en adversaria del aprismo. Esta relación mejoró durante los años ochenta, pero históricamente, la iglesia católica siempre guardó silencio cuando se persiguió al partido y sus líderes, salvo excepciones.

La relación con lo indígena y lo étnico también se perdió luego del fiasco del gobierno de Bustamante. Las reticencias para aplicar una reforma agraria eficaz aislaron al PAP de los movimientos campesinos durante los años cincuenta y sesenta. Sólo el cooperativismo azucarero del norte mantuvo una lealtad más orgánica.

Hay algunas tesis doctorales de investigadores españoles trabajados durante los años ochenta y noventa, que explican la relación entre las ONG´S y las comunidades indígenas. En ellas aparecen las autoridades apristas en el mundo indígena identificadas con los grupos mestizos dominantes del indio.
La relación con el mundo indígena y étnico ha sido muy baja, tanto por consideraciones ideológicas como socio-estructurales. En cambio, el ejército, los grupos de izquierda, el Belaundismo han estado más cercanos. Esta lógica de rompió con los encuentros Rimanacuy y las políticas de crédito agrarias durante 1985-90, pero en la última elección (2001)  funcionó la identificación étnica con Toledo y en menor medida el reconocimiento de las políticas incluyentes de las propuestas apristas. La excepción fueron los valles costeños.

13 - Cuando el APRA gobierna y ejerce la hegemonía, el antiaprismo no baja de intensidad, sigue activo. Y no le perdona nada al PAP. Entonces surge la pregunta ¿Como reconciliarse con el antiaprismo? ¿Como impulsar el perdón frente a los agravios acumulados reales o supuestos? ¿Como construir los puentes integradores que nos permitan edificar consensos programáticos? ¿Como impulsar los pactos para darle a los gobiernos elegidos un margen de acción antes de ejercer la oposición? ¿Como terminamos con el palo encebado, del cual hablaba el maestro Luis Alberto Sánchez?

¿Como reconstruir la confianza con la iglesia, el ejército, las comunidades indígenas, los intelectuales, los empresarios, las nuevas élites políticas surgidas en la lucha contra el fujimorismo?

14 - La refundación de las relaciones entre el APRA y el mundo ANTI es una tarea de doble dirección. El partido puede tender la mano, pero si al otro lado no nos hacen caso, ni modo, no se puede y estaremos condenados a vivir en los límites de la tolerancia-intolerancia.
En otras realidades nacionales que no se corresponden - espero - con la peruana, la respuesta fue la refundación de las organizaciones políticas, incluyendo cambio de nombre y revisión crítica del pasado. Fue una vía eficaz para impulsar procesos de relegitimación, incluso haciendo participe de la refundación a nuevos ciudadanos y actores. Ello provocó cambios en otras organizaciones también adversarias e incluso acercamientos electorales. Pero esa vía no es realista ya plantearla en el caso del APRA. Los apristas están orgullosos de su trayectoria y pensamiento ideo político. El mundo ANTI, les tiene sin cuidado. Ello empero, retroalimenta la intolerancia.

Si nos atenemos a la carta que ha hecho circular  Alan García, en esta se observa una preocupación por la reconciliación y el respeto a la autonomía de los votantes que pese a todo el encono contra el partido y el ex presidente, le dieron su voto y su confianza. Estos nuevos votantes en su mayoría, no pertenecen a los códigos perversos del antiaprismo. Hay que cuidar la relación con ellos. Serán el puente para la definitiva reconciliación con el mundo ANTI en el futuro. Por ello el discurso por la Concertación Democrática que impulsa el ex presidente.

La auténtica refundación del APRA está en la apertura y alianza con los nuevos votantes. Ello conlleva cambios organizativos y estrategias inéditas que se han dado en llamar "modernización". Sobre ello volveremos en otro artículo.
Para finalizar, y tratando de responder a la pregunta que encabeza este artículo, creemos que la construcción de una nueva articulación desde la autonomía e independencia de los nuevos votantes, producirá una neutralización del antiaprismo más estructural. Ello empero implica algunos costos para el APRA y su modelo de organización tradicional. En cualquier caso, la reconciliación y la política concertadora deben estar dirigidas hacia el mundo ANTI. Y debemos nosotros dar el paso inicial.

Saludos,

Eduardo Bueno León

México DF a 12 de agosto del 2001

*Revisado y corregido 23 de octubre del 2011


 

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