domingo, 24 de julio de 2011

¿Está Ollanta Humala copiando a García?... Mulder y Quesada : Calladitos se ven más bonitos

Se está estrenando un nuevo discurso entre los alanistas. Ahora dicen que el nuevo gobierno de OH "está copiando a Alan" o "que está apludiendo la política económica de Alan". La prueba sería el nombramiento del neoliberal Luis Miguel Castilla, y la ratificación de Julio Velarde. Tampoco comparto cierto pesimismo en algunos cc de la izquierda aprista, que creen se está produciendo una especie de "viraje" inesperado del Presidente electo hacia la derecha.

La "hoja de ruta" es lo que tiene prioridad como agenda de gobierno de OH. Al votar en la segunda vuelta por su candidatura, se votó por dicha agenda, sin que OH haya renunciado a sus ofertas de campaña de la primera vuelta, sobre todo las políticas de inclusión y lucha contra la corrupción. Se fue muy claro en ello, eso no significa tampoco que el Plan de Gobierno del PN-GP presentado en la primera vuelta, haya sido guardado bajo siete llaves. Estratégicamente, no está en la agenda presente. Ya se verá más adelante según vayan dandose las circunstancias.Y en todo caso es un problema de OH con su partido, pero no debe olvidarse que 30% de los peruanos votaron por reformas estructurales. Sin embargo insistir en la hoja de ruta, es politicamente prudente, tanto como la administración razonable de un triunfo que polarizó al país, y que amenazaba crear una "tercera vuelta", pues la derecha mediática comenzó a presionar, a extorsionar, no aceptaba el triunfo de OH.
Los medios de comunicación o mejor dicho la oligarquía mediática, se ha convertido en un verdadero problema para la consolidación de la democracia en el Perú. Funciona como un poder paralelo que se resiste a cualquier tipo de regulación o transparencia. Y está permanentemente, confundiendo a la población con el tema de la "libertad de expresión", cuando en realidad lo que practican es "la libertad de empresa" para asegurar sus negocios. Y pretenden colocarse por encima de la voluntad popular. Pero ese es otro tema.
Mulder es enrevesado, histriónico y capaz de convertir a base de verborrea, un hecho sencillo, en un sortilegio que solo él puede descifrar. A Quesada le gusta manejar politicamente su innata grisura. Ambos son alanistas que se subieron al carro del "Perro del Hortelano" y renunciaron de facto al pensamiento Hayadelatorreano. Sin embargo, a veces no pueden ocultar cierto remordimiento, sobre todo Mulder cuando se proclama de "izquierda", aunque termine escribiendo que si Marx viviera sería un entusiasta de la globalización neoliberal... ¿?
Lo cierto es que en ningún momento OH ha renunciado a cambiar el modelo. Lo que está ofreciendo es crear certidumbre, confianza en los inversionistas privados. Desconfianza que fue creada por los medios de comunicación y sus demenciales campañas negativas. Ha concedido un espacio que no es definitivo ni decisorio, pues recién comienza a conocer el Estado, su administración, a gestionar crisis (como la de su hermano Alexis) o a desactivarlas oportunamente (desaceleración económica y caída de la bolsa). Pero a cada instante señala que no tiene compromisos con grupos económicos o poderes fácticos. Reclama autonomía y la tiene, a tal punto que cuando se pregunta quién influye más en sus decisiones, todos miran a Nadine Heredia y no a la Confiep, o Adex, o Baruch, o al ejército. Y lo más probable es que ni su esposa sea la que defina sus decisiones.

Alan García se entregó en el 2006 totalmente a los principales grupos empresariales y poderes fácticos que operan en el Perú, sobre todo los chilenos. Y les dio mucho más de lo que le pedían. Fue una claudicación mayúscula y una traición al voto que lo eligió.

Alan García ofreció "cambio responsable" es decir cambiar el modelo gradualmente y hacerlo más social, y lo que hizo fue CONSOLIDAR el modelo y hacerlo profundamente excluyente, eso si bien armado, con una campaña de marketing lavacerebros y sirvientes como Mulder para desmovilizar al APRA. Un año después de asumir la Presidencia, García publica "El perro del hortelano" y a través de Rafael Rey lanza la especie que "es un converso", es decir que es un neoliberal. Una puñalada tras otra contra el APRA, Haya de la Torre y el pueblo aprista.

Hay una obsesión en el discurso de Ollanta Humala, "la inclusión social". Y también, otra preocupación, "La presencia del Estado" en el ámbito del territorio y como autoridad política cohesionadora. ¿Eso es neoliberalismo?, es todo lo contrario. Es identificarse más con el destino de la nación que con la lógica del "libre mercado". Analicen sus entrevistas y discursos.

La Inclusión social se refiere a varias cosas, el concepto es muy amplio, y fue creado por el Banco Mundial hace veinte años para justificar las políticas de flexibilización laboral, descolocación industrial, la era del llamado pos fordismo. La inclusión social según el BM se refiere al acceso al empleo y la igualdad de oportunidades. Los aspectos cualitativos o filosoficos quedan de lado, ante el triunfo del mercado y la globalización neoliberal.

Posteriormente, la socialdemocracia y las ONG´S se han encargado de ampliar el concepto y acercarlo a variables más cualitativas, e incluso, la izquierda latinoamericana la ha vinculado a aspectos estructurales del desarrollo. Con el tiempo se ha convertido en parte del discurso "politicamente correcto" de caviares y progresistas. Los neoliberales creen que es otra forma de populismo.

Los Apristas, hablamos de Justicia social, cuyo eje es la democracia de los productores. La justicia social significa restituirle a quien produce, lo que le corresponde por su aporte al sistema productivo global, el cual es expropiado por el capital (sin controles). Sin esa capacidad para recuperar lo que le expropia, a través de políticas sociales redistributivas, el trabajador, el sub empleado, no puede acceder a la plena ciudadanía, es decir no puede democratizar el poder. Entonces sin Justicia social (igualdad) no hay libertad. Haya agregó la "mediación" institucional a través del Congreso Económico Nacional y la democracia funcional, para pactar interclasistamente (frente unico), el crecimiento y la redistribución, es decir el Desarrollo.

El pensamiento de Haya de la Torre y su idea de Justicia social (Antimperialismo y el APRA) es mucho más completo y revolucionario que la "inclusión social" y la "igualdad de oportunidades". Que en el partido aprista se desconozca todo esto, es porque Alan García lo ha impuesto al caballazo en complicidad con sus operadores. Haya descubrió la esencia de la modernidad indoamericana. Quienes dicen ser sus discípulos lo traicionaron.

Me da la impresión que Ollanta Humala entiende la "inclusión social" en términos de "integrar sociedad nacional", y ello está en la línea del desarrollismo militar de izquierda (Cárdenas, Perón, Velazco, Torrijos), pero entendiendo las diferencias de contexto histórico y sobre todo, introduciendo la democracia como eje articulador de lo nacional-popular, algo que no estuvo presente en las anteriores experiencias citadas, ya sea por la intensa lucha por la hegemonía o porque la disputa por el control del estado se hizo de forma violenta.

En ese sentido su gobierno, aparentemente, será algo más que políticas sociales, y algo más que gasto social. Lo que debe marcar la diferencia con Fujimori/Toledo/García debe ser crear la base estructural para hacer sostenible e irreversible la "inclusión social" y no supeditarla a los ciclos económicos que ajustan a los más pobres y a quienes viven en la precariedad. Su objetivo final, debe ser la implementación sólida de la movilidad social. Ello no se logra con neoliberalismo, pero tampoco con populismo (de izquierdas o de derechas)
Finalmente, Castillo y Velarde, son tecnocratas que pueden ser removidos. Me parece que dos eximios representantes de la tecnocracia que más atacó a Ollanta Humala, hayan sido invitados a mantenerse en el gobierno, es un giro táctico necesario ante la desaceleración y el parón de 9,000 millones soles de inversión privada ya planeadas. Y una muestra de cuanto necesitamos democratizar y no solo eficientar la gestión pública.
Tambiérn se nos anuncia un escenario inédito: La presencia de tendencias y una confrontación entre ellas, en el seno del gobierno. Ello no fue tolerado por García ni por Fujimori. Habrá ortodoxia neoliberal (derecha), desarrollismo heterodoxo (centro), redistribución social focal y expansiva (izquierda), y seguridad nacional estratégica ( visión militar), pero orientado a la base de la nación: la gente, el mundo del trabajo, los indígenas, la ciudadanía y la sociedad civil, no solamente al capital, los ricos, los lobis o los poderes fácticos, como lo hizo Alan García.
¿Es posible hacerlo?...algunos dirán que es ensayar la cuadratura del círculo. Pero lo cierto es que no hay otro camino para hacer la diferencia, cumplir la palabra empeñada y regenerar al Perú.
Y en la reconstrucción de la sociedad nacional, usando la llamada "inclusión social", debemos participar con nuestro consentimiento democrático o nuestro apoyo militante, impulsando la regeneración del Estado, exigiendo el cese de la impunidad y luchando contra la corrupción pública.


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