lunes, 30 de enero de 2012

VOZ PROLETARIA
Partido Comunista Peruano Reconstituido
Enero - 2012
DEMOCRACIA BURGUESA AL DESNUDO: A PROPÓSITO DE HUMALA
“La democracia burguesa”, de la que tanto se ufanan los capitalistas y sus amanuenses, es el escenario donde se desnudan todas las miserias y flaquezas políticas de sus “clases dirigentes”, el lugar donde exhiben sin tapujos sus mezquinos intereses de grupo y, sobre todo el engaño y falsas promesas al pueblo que los eligió. V.I. Lenin, refiriéndose a la democracia burguesa, decía: que los hombres en política, siempre serán víctimas necias del engaño propio y de los demás, si detrás de las frases amistosas sobre igualdad, libertad, fraternidad, etc., no saben distinguir los verdaderos intereses de clase a los que representan. Los defensores de la democracia burguesa, critican furiosamente a los países socialistas como “dictaduras” y se jactan de su “democracia” como el sistema social más avanzado, donde el pueblo soberano elige periódicamente a sus gobernantes. Todo esto no pasa de ser una farsa, como lo señala V. I. Lenin, “La democracia burguesa” siempre será una democracia formal y aparente, una democracia al servicio de un pequeño grupo, la burguesía; frente a la inmensa mayoría del pueblo trabajador.
Goebbels, siniestro Ministro de Propaganda del gobierno Hitleriano, consciente de la naturaleza engañosa de la “democracia burguesa” decía: “miente, miente que algo queda”. Este principio de la política nazi, es aplicado por nuestros políticos criollos. Si no, pruebas al canto: Fujimori, para ganar las elecciones el año 1990, se presenta ante sus electores como un demócrata antineoliberal, exponente del “No al shock”; pero lo primero que hace al llegar al Gobierno, es aplicar un shock traumático y luego cerrar el Congreso y dar inicio a una política neoliberal, más conocida como “Capitalismo Salvaje”, rematando las empresas públicas, aplicando una política de Terrorismo de Estado, de violación sistemática de los derechos humanos e instaurando el régimen más corrupto de nuestra vida republicana. El mismo fenómeno se repite con Alan García, quien en su campaña electoral el año 2006, se presenta como un defensor de los intereses nacionales, promete un Impuesto a las sobreganancias a la Gran Minería, Revisar los TLC, eliminar los services, la libre desafiliación de las AFP, reforma de la Constitución, etc. Una vez en el gobierno, burlándose de sus electores acuñó su conocida frase “en política no hay que ser ingenuos”.
Y ahora, con Ollanta Humala, quien levantó en las pasadas Elecciones las banderas del nacionalismo, y encarnó las protestas y aspiraciones de los sectores mayoritarios del país, especialmente de las capas más pobres de la ciudad y el campo, se repite la misma historia. Humala, gana en primera vuelta, con el apoyo de los sectores más progresistas del Perú. En la segunda, morigera su propuesta y se presenta con una Hoja de Ruta más digerible para los conservadores, pero sin dejar de lado su compromiso con el pueblo que lo eligió,
Sin embargo, ganada las elecciones y a seis meses de gobierno, tenemos a un Humala, otrora enemigo de la derecha tradicional, a quien la fujimorista Hildebrant tildaba de cachaco, hoy dice que es un hombre inteligente; la dupla ultraderechista Barba Caballero – Rey Rey no le escatiman sus elogios; PPK y Jorge Trelles (a)”nosotros matamos menos”, María Palacios, Mónica Delta y el cacaseno de Aldo Mariátegui, voceros de la derecha y peones mediáticos de la guerra sucia contra “el candidato nacionalista” se muestran complacientes con Humala, a quien Bedoya Reyes, no dudó en señalar que es una “caja agradable de sorpresas”. ¿Qué ha podido pasar para que estos conspicuos voceros de la derecha, se muestren muy complacidos con el ahora Presidente Ollanta Humala? La respuesta es simple, la renuncia de Humala a su propuesta de llevar adelante “La gran transformación”, el pronto olvido de sus promesas electorales, el mantenimiento de la política neoliberal que acentúa nuestra dependencia económica, el saqueo de nuestras riquezas naturales y la sobreexplotación de nuestro pueblo, por parte de las transnacionales.
De esta manera, queda confirmada una vez más la naturaleza engañosa y falaz de la “Democracia Burguesa”; no interesa quién gane, ni las propuestas lanzadas en las campañas electorales; al final “La casa blanca”, la embajada norteamericana, las transnacionales, y la propia burguesía intermediaria, se encargarán de domesticar al nuevo inquilino de Palacio de Pizarro, obligándolo a hincarse de rodillas y cumplir sus órdenes a pie juntillas, con raras excepciones, desde luego, que es justo reconocer, en Latinoamérica, como es el caso de Hugo Chávez en Venezuela, Rafael Correa en el Ecuador, Evo Morales en Bolivia, que desarrollan procesos nacionalistas y de profundo contenido democrático, en sus respectivos países. Es por ello, que no debemos nunca olvidar que la única garantía de liberación de la clase obrera, y de los trabajadores en general, será obra de la Clase Obrera, en alianza con sus aliados naturales, los campesinos pobres, las capas medias y la intelectualidad progresista.
LA JUSTA LUCHA DE UN PUEBLO, CONTRA LA VORACIDAD MINERA
Lenin decía que el imperialismo es el capitalismo agonizante, donde sus principales contradicciones llegan al límite, una de éstas es la contradicción que enfrenta a las transnacionales por las fuentes de materias primas, en la búsqueda del máximo beneficio, apelando al saqueo, al deterioro del medio ambiente, y, ojo, a la corrupción de funcionarios de todo nivel. A contrapelo de la vieja tesis hayista, el imperialismo, con sus transnacionales, no lleva la industrialización a los países pobres, lleva más bien, pobreza extrema… Y esas transnacionales se concentran en las actividades más lucrativas de la economía mundial, y en nuestro caso el oro, que debería servir para impulsar el verdadero desarrollo del país, es usado para enriquecer a unas pocas empresas extranjeras, que en contubernio con el capitalista intermediario, dejan miseria en las provincias de nuestro país.
Yanacocha es la empresa transnacional de explotación de oro más grande de Sudamérica, y con gruesos antecedentes de 18 años de dejar a su paso, como Atila, un medio ambiente estropeado y destruido. Todos recordamos lo que pasó hace 11 años en Choropampa, donde sin tener en cuenta medidas de seguridad y contingencias se derramó 150 kgs. de mercurio, causando más de 70 muertes y un número no calculado de heridos. Eran los últimos meses del gobierno de Fujimori, que permitió la impunidad de estas transnacionales imperialistas.
Yanacocha, que tiene como principal accionista a las empresas Buenaventura y la norteamericana Newman, ahora ha fijado sus tentáculos en una cabecera de cuenca, que en sus adentros mantiene una riqueza en oro, que causaría la envidia de los españoles de la conquista. A este nuevo proyecto de saqueo del oro peruano, la empresa la ha bautizado como “Proyecto Conga”.
En el cumplimiento de este Proyecto, la empresa minera Yanacocha, pretende secar 4 lagunas, y utilizar dos lagunas como rellenos, y ha presentado un Estudio de Impacto Ambiental a su medida. Pero Cajamarca le ha dicho ¡No!, confluyendo en un importante frente en defensa del ecosistema, en defensa de sus recursos naturales y en defensa de su desarrollo. Porque, si bien es cierto que el subsuelo pertenece a todos los peruanos, aunque realmente eso nunca ha sido cierto, el oro está ubicado en esa región, y nunca ha servido como tal, salvo las exiguas regalías que a modo de propina la transnacional deja para la región.
En su lucha por defender sus recursos naturales, su ecosistema y sus fuentes de trabajo, el pueblo de Cajamarca ha creado sus propias organizaciones, además de su Gobierno Regional; y el Ejecutivo está en la obligación de dialogar con esta representación provinciana. Así ha sido antes y así será… El argumento de Valdez, de que el diálogo no puede ser con las organizaciones no elegidas por sufragio, carece de validez. Qué sepamos en las elecciones universales nadie eligió a Valdez. Y lo que sí sabemos es que quienes piensan como Valdez, defendiendo abiertamente a las transnacionales mineras, fueron derrotados en las urnas.
Ollanta Humala, que prometió como candidato dos cosas: priorizar el agua y escuchar y obedecer a los pueblos en su justa lucha, ahora como Presidente, tiene que honrar su palabra y obedecer el justo reclamo. Aquí, no hay medias tinta, ser o no ser, ese el dilema. De lo contrario, todo el castillo de naipes del pretendido nacionalismo que enarboló, se derrumbaría, dejando polvo su proyecto de partido; porque si él cree que la Derecha Tradicional lo va adoptar como su líder, se equivoca de palmo a palmo. La derecha lo usaría en sus propósitos, exprimiéndolo hasta donde pueda, para luego desecharlo al desván de la historia.
LA GRAN CRISIS DEL CAPITALISMO Y LA GUERRA EN CIERNES
A finales de 1951, con motivo de la elaboración del Manual de Economía Política, Stalin hizo algunas observaciones y comentarios a este material de estudio. Y dentro de este paquete de observaciones, abordó el tema de la guerra, señalando la inevitabilidad de ésta mientras exista el imperialismo. Han pasado varias décadas desde esta formulación, y se han sucedido diversas guerras limitadas, y siempre al frente del país agredido ha estado el imperialismo norteamericano; algunos veces solo, otras veces acompañado en la agresión con sus aliados europeos. Estas agresiones se han acelerado después de la desintegración de la Unión Soviética y la extinción del campo socialista.
Hasta ahora en la historia se han dado dos guerras mundiales, guerras iniciadas en los dos casos por un país capitalista. La pregunta que surge, es si están madurando las condiciones para una nueva guerra mundial; y lamentablemente tenemos que responder que sí. EE.UU. está llegando a su límite, se calcula que dentro de algunos años, China superará a EE.UU. como la primera potencia económica del mundo. Y si a esto le agregamos que el principal acreedor de EE.UU. es China, podemos inferir que el dólar corre peligro de ser desplazado como divisa mundial. Ahora mismo, diversos países independientes, como Venezuela, han comenzado a variar la estructura de sus reservas internacionales, en desmedro del dólar y a cambio del oro.
En segundo lugar, las reservas de petróleo propias de EE.UU. tienden a reducirse, y se estima que dentro de algunos años, el consumismo capitalista secará el petróleo que aún queda en este inmenso país. Ante esta realidad, el imperialismo vienen impulsando las guerras con los países petroleros del cercano oriente. Por lo pronto, ya se devoraron a Irak y Libia, y pretenden hacer lo mismo con Siria e Irán, sin contar con Afganistán, cuya amapola ahora también controlan.
En estos tiempos EE.UU. se ha enfrentado a países emergentes pero militarmente no a su nivel. Ahora, en cambio, frente a él la Rusia capitalista ya ha movilizado sus barcos en defensa de Siria, y ha declarado, por boca de Putin, que “EE.UU. quiere vasallos y no aliados”. Dando a entender que Rusia no va a permitir ningún vasallaje. Hay que tener en cuenta que esta Rusia capitalista, es heredera del desarrollo atómico que le dejó la entonces Unión Soviética. Corea del Norte e Irán, la primera con capacidad nuclear, y la segunda en ese mismo camino, se preparan para la guerra desde hace tiempo, saben que la agresión está en camino, y que la única forma de contener al agresor imperialista es dotarse de capacidad nuclear.
A este panorama, se agrega lo más importante, la crisis económica mundial no tiene salida a corto plazo; esto lo ha reconocido la propia primera ministra de Alemania, país que es la primera potencia económica de Europa, pero que está fuertemente endeudada como el resto de los países europeos. El caso de Grecia, España, Irlanda, ya es extremo, pero a este cuadro también se agrega Italia e Inglaterra. Lo propio sucede en EE.UU., que ha tenido que promulgar una norma, que amplía la capacidad de endeudamiento de este país imperialista, pero que no resuelve el problema, sino sencillamente lo posterga como una bomba de tiempo.
La guerra es un medio al que apelan las grandes potencias para resolver sus crisis económicas, pero con la capacidad de daño que tienen estas potencias, la situación adquiere un imagen dramática de lo que le espera al mundo actual. Sin embargo, al imperialismo no le interesa la vida humana; recordemos que fueron ellos los primeros y únicos en arrojar dos bombas atómicas sobre poblaciones civiles, causando cientos de miles de muertos y cientos de miles de damnificados, y sin hablar del número de mutilados que dejó la barbarie de sus “decisiones” de Estado.
COREA DELNORTE Y KIM JONG IL
Kim Jong-il, Jefe del Partido del Trabajo, falleció el 17 de Diciembre del 2011, dejando un pueblo dolido pero fuertemente unido. Su desaparición física nos deja consternados. Toda Corea del Norte le rindió homenaje y millones de sus hijos le dieron el último adiós a quien consideraron su líder y su guía. Su liderazgo sentó posición frente al Imperialismo norteamericano y a sus aliados europeos, que intentaron amedrentarlo en busca de su capitulación; pero se olvidaron que Kim Jong Il fue un comunista consecuente, hijo del gran Kim Il-Sung.
Corea del Norte, es un país en estado de guerra, amenazado por EE.UU. y por su satélite Corea del Sur, y bloqueado por todo un cerco capitalista, sediento de ahogar a uno de los sobrevivientes del campo socialista. Su heroísmo será reconocido por la historia, y la propaganda imperialista avalada por la ONU y la prensa mercenaria caerá como castillo de naipes, en medio de la grandeza de un país que viene edificando el Socialismo, planificando su desarrollo y armándose hasta los dientes para persuadir a EE.UU. de que cualquier ataque imperialista tendrá como respuesta un misil nuclear al mismo corazón del imperio.
Corea del Norte, es un ejemplo de cómo un país aislado por el cerco capitalista, construye una nueva vida para su pueblo. Después de la traición del revisionismo soviético, encarnado en los traidores de Jruschov y Gorbachov, que destruyeron el socialismo en ese inmenso país, emergen personalidades del comunismo que en condiciones difíciles no capitulan y por el contrario recogen la experiencia de la edificación del Socialismo en tiempos de Stalin, y priorizando el desarrollo de la industria pesada aseguran una vida digna para su pueblo. Y todo se ha logrado bajo la dirección de líderes como Kim Il Sung y Kim Jong Il, conductores del gran Partido Comunista, que en Corea del Norte se llama Partido del Trabajo.
La muerte de Kim Jong Il ha abierto ilusiones en el Imperio, abrigan la esperanza que el nuevo líder, bajo la presión que ejercen los enemigos del socialismo, reoriente el rumbo de la Nueva Corea hacia la propiedad privada y por consiguiente hacia el capitalismo. Es decir, que siga el camino chino. Nosotros, los comunistas peruanos, tenemos confianza que el liderazgo que ejerció Kim Jong Il, sea continuado, y que en la nueva correlación de fuerzas los comunistas coreanos resistan y venzan a un enemigo pérfido y sanguinario, que viene padeciendo la peor crisis de su historia. El Imperialismo es un enemigo peligroso, rodeado de todo un aparato militar y propagandístico; pero sabe que enfrentarse a Corea del Norte es enfrentarse a su sepulturero, y ese solo hecho es un logro de un líder que físicamente ya no está con nosotros, pero que su ejemplo brilla como una estrella que los enemigos del comunismo nunca lograrán apagar.
CADA VEZ MÁS A LA DERECHA
El Presidente del Consejo de Ministros, Oscar Valdez, ha confirmado en su exposición, una hoja de ruta hasta el 2016, y ha enterrado definitivamente las tesis de la “Gran Transformación”, que atrajo el apoyo popular y regional del Perú hacia Ollanta Humala. Recordemos que los discursos y los compromisos que asumió el entonces candidato se sustentaban en ese plan nacional que causó enconó en los grupos de poder que pululan en este país. Y no les faltaba razón, dicho plan de Gobierno, preparado por un grupo de técnicos progresistas, estaba orientado a erradicar la política neoliberal que los últimos gobiernos de turno habían aplicado en nuestro país, generando una de las mayores desigualdades del mundo.
Ahora, Oscar Valdez, a nombre del gobierno, le ha dicho a Humala que el Perú “no está para experimentos ni globos de ensayo”. Es decir, según este neoliberal, el “modelo” aplicado desde Fujimori hasta García no va a cambiarse, va a continuar, pese a quien le pese. Pero, con un añadido, va a mejorar el gasto social, la llamada inclusión social, para evitar convulsiones políticas y contentar a ciertos sectores sociales, que viven en extrema pobreza.
En suma, su modelo autollamado “crecimiento con inclusión social”, no variará las relaciones vigentes con el capital transnacional, y continuaremos sosteniendo una economía exportadora de materias primas, y para contentar a algunos industriales nacionales se estimulará la exportación no tradicional. En lo que respecta al crecimiento del mercado interno, ésta no se basará en una demanda nacida de la gran producción industrial, de un contingente laboral sujeto a normas laborales justas, sino del empleo temporal, de la pensión 65, y de una serie de transferencias del Estado para paliar el hambre y las necesidades de nuestro pueblo.
Oscar Valdez, sacando pecho, en una parte de su discurso nos dice, prácticamente, que luego de 10 años de neoliberalismo el Perú ha triplicado el valor del PBI, además, agrega “nos mantuvimos como una de las economías más dinámicas de la región”. Este señor, que de economía sabe muy poco, debería saber algo de los ciclos económicos, de la diferencia de crecimiento y desarrollo, y de que las altas tasas de la producción interna del país son parte del crecimiento de una región llamada América del Sur, ligada al crecimiento exorbitante de un país emergente llamado China. Pero el día que China se detenga, el Perú, como varios países de buen crecimiento en Sudamérica, entrarán a un colapso, que sólo los salvará su mercado interno, si es que lo tienen.
De otro lado, avizorando lo que será el tratamiento de “Conga si o si”, Oscar Valdez lanza una velada amenaza:
“…actuaremos con firmeza para evitar todo propósito de alterar el orden interno y que afectan el normal desarrollo de las actividades económicas y sociales del país.”
Pero que se puede esperar de un contexto, donde una de las partes, en este caso el Gobierno, bloquea que las organizaciones populares tengan sus representantes en el “Dialogo con el Gobierno”… Para el señor Valdez, antes de dialogar con él, primero tiene que ser funcionario elegido en las urnas. Pero, ¿acaso Oscar Valdez es una autoridad elegida en las urnas?
Por último, el Presidente del Consejo de Ministros, a nombre del Gobierno de Ollanta Humala, expresa “su enérgico rechazo a la decisión de la Comisión Interamericana de demandar al Perú ante la Corte por el caso de los comandos de la operación Chavín de Huántar, considerados héroes por la ciudadanía”. Y después de esta alocución, la bancada fujimorista entra en éxtasis, saludando esta coincidente posición ante un organismo internacional, donde incluso el Perú tiene su representante. Para el Fujimorismo gamberro, Alberto Fujimori es un santo y no un criminal; para el fujimorismo gamberro los derechos humanos son una cojudez, y no un derecho elemental del ser humano; Para el fujimorismo gamberro, los crímenes de La Cantuta, de Barrios Altos, y las ejecuciones extrajudiciales en la mansión de la embajada japonesa, nunca han existido. De qué se araña el Gobierno y sus nuevos aliados, si lo único que solicita la Comisión Interamericana, es que el Estado peruano, resuelva en el fuero civil la responsabilidad de crímenes de lesa humanidad. Señor Oscar Valdez, en materia de derechos humanos ni en ningún delito, no puede haber espíritu de cuerpo; y menos recibir la bendición de un gobierno que se reclamo nacionalista para recibir el voto popular, y se autodenominó enemigo de la corrupción y de la injusticia… O acaso es tan difícil ser derecho…
LAS IZQUIERDAS FRENTE AL NUEVO GOBIERNO
En una ocasión, en una conferencia que daba el cc. José Sotomayor Pérez, un asistente le preguntó, ¿cuál es la diferencia entre un militante marxista leninista y un revisionista?, y él respondió: la capacidad de crítica. Y esa verdad meridiana que nos diferencia del revisionismo se dio a notar en la campaña electoral. Si bien es cierto que Ollanta Humala y el Partido Nacionalista Peruano encarnaba el sentir de la inmensa mayoría de nuestro pueblo, también es cierto que mostraba debilidad en las propuestas y hacía concesiones. Y esa dualidad, propia de la burguesía nacional, se hizo sentir durante el largo camino que recorrió para llegar a palacio de gobierno. Y la socialdemocracia y sus hermanos gemelos los revisionistas, nunca aportaron con ninguna crítica u observación, siempre y en todo momento asintieron la línea política que marcaba Humala y sus asesores. Ahora, han pasado 6 meses de un gobierno que dijo representar el anhelo de cambio de nuestro pueblo, y no se le ha tocado ni el pelo al capitalismo salvaje que los neoliberales implementaron en el Perú, sembrando pobreza y miseria.
Los cientos de miles de trabajadores despedidos por el fujimorismo, siguen pidiendo que se les haga justicia; los cientos de miles de afiliados a la AFP, siguen esperando que se modifique la legislación de estas entidades parasitarias, que nunca pierden cuando las cotizaciones se vienen abajo, que mantienen las tasas de comisiones más altas del mercado; que paradójicamente los trabajadores no tienen ningún representante en los Directorios; que no pueden sacar sus fondos pues éstos gozan de intangibilidad. Que los cientos de miles de pequeños empresarios, trabajadores y público en general continúan sido víctimas del sistema crediticio. Que los services y el régimen CAS siguen campeando en el sector privado y público. Los puertos, los aeropuertos siguen en concesión de extranjeros; El Consorcio Camisea no suelta el lote 88, y siguen haciendo de las suyas en la venta del gas. Y el BCRP, mantiene dólares que se deprecian en vez de haberlos cambiado por oro, reestructurando las reservas internacionales del Perú. Las mineras, como Yanacocha, siguen teniendo el apoyo del Gobierno en sus nada santas actividades de lucro, al margen de los pueblos donde se encuentran los metales.
La izquierda, que ha compartido el gobierno y el parlamento, es timorata frente a la política nada nacionalista del actual gobierno, y tiene responsabilidad en que no se haya creado hasta ahora el Frente Único de la Izquierda peruana, como contrapeso a una Derecha que ha rodeado a Humala. Y también es responsable, quienes desde la CGTP, organizan marchas de apoyo a un gobierno que nació torcido, y que incluso, después de que Humala se pronunció a favor de las mineras y después que “despidió” a los más “progresistas” de su gobierno, nombrando a una corte de neoliberales, al mando de un militar autoritario, la Central persiste renovando su apoyo, no quedando nada de su independencia de clase, y postrándose a los compromisos y favores que el revisionismo recibe.
La izquierda peruana, tiene que recapacitar, ejercitar una valiente autocrítica, unificarse bajo una plataforma concreta, y emprender acciones para exigir a este gobierno el cumplimiento de sus compromisos ante el pueblo. Es la hora de la unidad, y en este nuevo periodo político todos los sectores progresistas tienen un lugar en la defensa de los intereses de las masas populares y en la lucha por nuestra segunda independencia.

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