Y LAS AGRUPACIONES APRISTAS
La noche que ganó las elecciones del 2006, Alan anunció que gobernaría solo. Y a los apristas los mandó a su casa. Lo que en principio parecía una estratagema para calmar al antiaprismo, se convirtió en la política de su gobierno. Posteriormente Jorge ordenó a un grupo de sus ayayeros en PCM que inventaran los famosos "filtros" para bloquera el acceso al gobierno de los profesionales del PAP, mientras los nombramientos ivan y venían de palacio, y amigos, recomendados, entenados y amantes ocupaban cargos de confianza.
Mulder prohibió las ATAS (Agrupaciones de trabajadores apristas) en la administración pública y montó ese engañamuchachos que fue Conaplan, que pese a la buena voluntad de sus integrantes fue una enorme y ridicula manera de perder el tiempo. García gobernaba con la derecha y sus tecnocratas.
El daño es inmenso y hasta cierto punto irreversible. No en ningún secreto que desde el poder se fortalecen las organizaciones gremiales. Pero el Alanismo asumió la teoría de la "Gobernabilidad" de los poderes fácticos (maestría de la UPSMP), donde todo lo que sea representación popular es mal visto y neutralizado. El ex ministro Chang, disfruta de estos temas pues se apropió de una universidad impunemente, según la información periodística y de investigación.
En el Perú, los sociologos más conocidos dicen que no existen partidos políticos. Pero nadie hace el esfuerzo por construirlos o reconstruirlos. El "modelo" necesita solo de caudillos derechistas o débiles ante el dinero, para armar "su democracia".
El modelo político-social del Fujimorismo (gracias a lo cual pudo saquear el país con el cuento de las privatizaciones), está superstite. Y no olvidar que García de Filosofía político solo leyó a Maquiavelo, no al humanismo renacentista ni a la fuerza racionalizadora y legitimadora de las instituciones planteadas por los investigadores del siglo XIX.
¿Alguien ha escuchado hablar a Alan García de sociedad civil?...No las conoce, porque jamás participó en ninguna. Todo ha sido para este ciudadano, usar a la gente, hacerse del poder y repartir prebendas. Eso es el alanismo, la forma siniestra y criolla de hacer política en el Perú. Esa política que Haya de la Torre condenó en sus escritos
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