Mayor cinismo no puede haber. Los compromisos de este con aquel son de vieja data y una pluma que pudo ser sensible a los acontecimientos sociales y políticos prefirió la mermelada de la complicidad y el equívoco intencionado al calificar la corrupción como algo natural y entendible en los lacayos del imperialismo y la oligarquía.

Hoy se saca definitamente la careta y alienta desde la cazuela de sus intereses a que el pueblo aprista aplauda los desaguisados de un "dirigente" que usó el título de leal y consecuente pero que por debajo de la mesa recibía el libreto de la felonía al compromiso social que significa el APRA.

Del Castillo trabajó para y sólo para él. No nos cabe la menor duda. Tuvo un cargo al que llegó por imposición y deseo de quien no estaba en el país y dudaba de casi todo el mundo, porque era un perseguido, un difamado y con él todos los apristas buenos o malos. En esos momentos no cabía hacer reproches porque la infamia caía sobre todos.

 Alan García quiso creer en él, quiso confiar su honor, su dignidad, su buen nombre. Quiso que rompiera las cadenas de la difamación, que articulara la resistencia cívica que supone la defensa de la constitucionalidad y sus instituciones. Del Castillo se limitó a la fotografía. Posó al lado de Pilar Nores que sentada frente al palacio de justicia abrazando a sus hijos reclamaba por su esposo. Nunca quiso que nadie se le acercara, impidió que la gente del pueblo le hablara, la visitara para expresarle su apoyo y solidaridad. Del Castillo tampoco llamó a los compañeros que conocían como enfrentarse a la dictadura y a sus expresiones porque sabía que sería desplazado en la estrategia y decisión de lucha.

Del Castillo quería una oposición light, una oposición de salones como la de los Romero que en la salita del SIN pedían nombramientos de gentes afines a sus interees para salvar los dineros esquilmados al pueblo por intereses. Del Castillo protestaba a media voz, sibilinamente para sacarse de encima a su competencia, sin acciones ejemplares. El mandaba a otros y otros se mandaban por su cuenta. 

El controlaba el partido en nombre de Alan García, con el recuerdo de su persecución. El hacía creer que se comunicaba con el perseguido en París sin necesidad de telefonía e internet. Los compañeros le creyeron de buena fe y otros no con tanta. Con unos y otros, como los equipos que arma Markariam, entregó cargos y "responsabilidades" sólo a quienes firmaron hacia él una carta de adhesión o compromiso en el más puro estilo fujimontesinista. El y sólo él quería ser una mega estrella. Hoy por sus desaciertos en el gobierno tenemos una megacomisión.

El armó desde entonces su telaraña, designó a quienes viajarían a España para hacer uso de las becas del Partido Socialista Español. No es verdad acáso que la c. Vicky Borra se reunía con Del Castillo para decidir quienés harían uso de ellas sin más méritos que la adhesión personal y el compromiso del regreso para trabajar en favor de del Castillo?

Paciencia y tesón afirma el periodista y poeta mojón. No será acaso ambición y mucho dinero para comprar la adhesion?. Dinero con el que se subvenciona a determinados cachivacheros como el de la Magdalena, sobre todo a aquellos que viven cerca de su colector por necesidades de dopaje e inspiración?

Actuación descollante afirma el vendedor de mermeladas y miente una vez más. Del Castillo no brilló porque fuera un líder de polendas, un hombre capaz de ver bajo el agua como se espera de los políticos de estirpe. No, del Castillo sobresalió por la falta de experiencia de quienes lo rodeaban, gracias al dinero de quienes lo apoyaban y sabían desde el directorio del Banco de Crédito al que perteneció, su capacidad para doblegarse y preteritar los intereses populares. Eso fue evidente durante su premierato. Postergó las conclusiones en las mesas de concertación porque ese era su compromiso con los ricos y poderosos.
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Del Castillo tuvo una gestión exitosa dice el poeta dulcero y periodista diabético (expresión decente para describir al sujeto mermelero). Sí, es posible, si entendemos que "éxito" es conseguir que financien su candidatura a la presidencia contratistas que deseaban forzadamente contratar con el estado, obtener como sucedió con la gestión de beneficios petroleros inmuebles de dudosa operación con idas y vueltas de dinero a cuentas del exterior. Vistas así las cosas y quedándonos cortos en la enumeración de casos, el señor Del Castillo es un ciudadano "exitoso".

Esa es la razón de la zaga sobre debatir en serio, perpetrada por Huaynate. Teníamos la intuición de que acabaría así. Que el colofón de la complicidad no tardaría en aparecer. Que el festejo de la corrupción vendría pronto. No nos equivocamos. Sólo no previmos su magnitud.

Huaynate ha prevaricado una vez más. Le ha vuelto a mentir a la audiencia aprista. A morderle el trasero a la historia. Se ha burlado de los pocos que le creían en la esperanza de ser bien interpretados. Huaynate como todo miserable embozado ha vuelto a cobrar para burlarse de todos.

Los compañeros deben saber que los castillistas, rejugados e inescrupulosos, sólo desean quedarse en la dirigencia del partido para aprovechar, en defensa de sus intereses el poder que ello significa.