Para buscar justificaciones a su corrupción o negligencia, Alan García es muy hábil, eso ya lo sabemos. Pero lo interesante de su presentación en la megacomisión, es su interpretación de una situación "urgente" para sacar decretos que terminan favoreciendo negocios privados.Luego algunos tontos útiles de la corrupción, terminan escribiendo que se han batido todos los récords haciendo "obras".
La situación "gravísima" aludida por García se refiere a a la caída del PBI a 1% en el 2009. Todo el mundo lo anunció por la crisis global iniciada en el 2008, pero el autor del "Perro del Hortelano" dijo que el Perú "era un lugar seguro para invertir" y que las inversiones seguirían llegando. Fue en esos años que construyó su extraña teoría que los capitales que salían de Europa y los EEUU "estaban en alguna parte" (debajo del colchón) y que era cuestión de "atraerlos" manteniendo la política neoliberal. Incluso a Yehude Simon que entonces estaba a cargo de la PCM, lo hizo estrenar una frase marketing en el congreso. Todo ello ocurrió hasta que la CONFIEP en un comunicado lo conminó a lanzar una política anti ciclica para evitar la recesión.
Pero la solución llegó demasiado tarde y se cayó el PBI. Entonces sacó lo del decreto de urgencia. Dicho decreto no cumple con las condiciones legales que justifican su expedición. Ello ya ha sido demostrado hasta la saciedad, y si el Humalismo no lo deroga, eso no anula su mal uso. No olvidar que García en un artículo titulado "Creer en el Perú" (para robar impunemente), sugirió que Conga sea impulsada vía decreto de urgencia, lo mismo que varios proyectos de inversión con problemas de peritaje medioambiental. De esta forma, se cubría las espaldas con el Humalismo.
Además si cada vez que el Presidente se equivoca en sus análisis vamos a sacar decretos de urgencia para tapar el hueco, entonces mejor disolvamos el congreso, es mucho más operativo para "tomar decisiones" y no hacer de "Perros del hortelano".
El problema radica, en que con el pretexto de la "urgencia", se beneficia una o dos empresas constructoras que encima elevan los costos ofrecidos para los colegios emblemáticos. Es evidente el dolo y es falso que "eso no importa" porque se crearon 200,000 puestos de trabajo. Con ese criterio, disolvamos también al Estado y dejemos que las empresas constructoras fijen las reglas de cuanto invierten y cuanto ganan.
Mañana pueden aumentar las muertes por infracciones de tráfico (por ejemplo, pasarse la señal roja) y algún funcionario alanista superstite en la administración, puede sugerir sacar un decreto de urgencia para "remodelar" los semáforos ante la "gravísima" situación. Por supuesto ya se tiene el nombre de la empresa que realizará "las obras".
Todo esto es criollada basada en el lema de Alan "La plata llega sola". Bajo ese decreto, y los notables sobrecostos detectados por la megacomisión, debe haberse formado un fondo para financiar las elecciones del 2014.
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