En las elecciones de 1986, el APRA tenía un amplio respaldo social por los buenos efectos de la política heterodoxa (baja inflación, recuperación de la demanda, programas sociales). El PAIT era la estrella con sus diversos programas de empleo temporal en los distritos de la gran Lima. 

Jorge del Castillo  fue designado candidato a Alcalde luego de su paso por la Prefectura. Alan lo impulsó y designó. Se abandonó el proceso interno, que por ejemplo en 1983, permitió que compitieran por la candidatura a la Alcaldía Alfredo Barnechea y Abel Salinas (un aprista, un voto).

Una vez candidato, Jorge organizó su lista de consejales con algunos personajes de la televisión, pero no "pegó" , pues no tiene carisma y en esa época era un pésimo comunicador. En la década de los ochenta los liderazgos carismáticos eran el eje de los procesos políticos y electorales. Alfonso Barrantes había sido además un buen alcalde, la gente lo quería y estaba en pugna con el sector pro maoísta de izquierda unida y algunos de los que ahora se llaman caviares. Se llevaba bien con Alan García y buscaba ubicarse en el centro político desde la izquierda. Un giro que la izquierda miraflorina no le aceptaba. 

Pero así como "frejolito" manejaba los comités del vaso de leche, el APRA manejaba los programas de empleo temporal. Las fuerzas sociales eran parejas con ventaja de Barrantes. Pero, conforme se avanzaba en la contienda electoral, Alan García se "metió" con su propuesta del Tren Eléctrico, con una campaña de spots totalmente desproporcionada y evidentemente manipulada que reunificó a la izquierda en torno a Barrantes y la derecha con Bedoya Reyes. Todo el aparato del Estado se puso a la orden de Jorge, pero las encuestas seguían dando como ganador a Barrantes, aunque Jorge tenía sus propias encuestas que lo favorecían.

El "balconazo" de Alan a favor de Jorge, terminó de desequilibrar la contienda. Ni el tren eléctrico detenía a Barrantes y la cosa se convirtió en un asunto personal de Alan, ya sea por prestigio o egocentrismo, pues su intervención en la campaña fue muy notoria y una derrota de Jorge, le hubiese significado un  costo político enorme. Y hasta ese momento, García había tenido una carrera ascendente y su Presidencia gozaba de popularidad.

La intervención de García  a favor de Jorge poniendo todo el Estado a favor de su candidatura generó un serio conflicto pos electoral. Durante semanas la izquierda asumió que había sido víctima de una elección manipulada y fraudulenta.Y Bedoya Reyes indignado cuestionó la moral de Alan.

 La diferencia entre Barrantes y Jorge del Castillo fue de 60,843 votos. IU obtuvo 11 alcaldías distritales, el APRA 16. En 1985 a nivel nacional IU obtuvo 24.6% y el APRA 53.1%. Un año después en 1986, IU obtuvo 30.8% y el APRA 47.7%. 

Hubo mucha pluralidad en el reparto de las alcaldías entre el APRA e IU, en menor medida la derecha.  Se comentó que para calmar a la izquierda y propiciar que dejara las calles, se le entregó la alcaldía de San Juan de Miraflores que había ganado el APRA.

La gestión de Jorge fue bastante gris, y muy por debajo de lo esperado, como sucedió con la mayoría de los programas del APRA luego que se desató la crisis económica y política entre 1987-88.

Perder la alcaldía debilitó a Barrantes en su liderazgo de la izquierda, y la disgregación de IU le abrió el camino a los "independientes" neo populistas. La hiperinflación y el ascenso de la violencia terminaron de demoler la legitimidad de las instituciones. El camino al fujimorismo estaba servido.