Crisis ministerial en el horizonte
El gabinete Valdés, pese a sus buenos augurios de entrada, empieza a mostrar notables parálisis en varios sectores, lo que estaría provocando –según fuentes del Ejecutivo– que se evalúe un recambio ministerial que no solo afiance al gabinete sino, de paso, sirva para salir de algunos problemas mediáticos como el que se ha generado con el affaire Antauro.
El primero, obviamente, sería el ministro de Justicia, Juan Jiménez Mayor, quien pese a su calidad jurídica, ha causado una verdadera crisis con el “hotel dorado” de Antauro Humala, en plena Escuela Militar de Chorrillos. Otro tema que lo ha desbordado es la defensa de los comandos de Chavín de Huántar, donde pasó de un extremo a otro, nombrando primero en la defensa del Estado a César Azabache, quien tiene cercanía con la CIDH, para luego dar un giro de 180 grados y cambiarlo por Pedro Cateriano.
Otro que estaría en la mira sería el ministro de Energía y Minas, Jorge Merino Tafur, por varias razones: primero, por el errado trato en el caso de los mineros ilegales donde ha pasado de plantear un tratamiento draconiano a un trato más flexible, habiéndose producido ya tres muertos, lo que exhibe falta de muñeca política. En segundo lugar está el caso de la ampliación de Southern en Toquepala, donde pese a su experiencia no ha conseguido encontrar una solución al problema de los recursos hídricos.
El tercer caso es el de Conga, donde ha renunciado a sus fueros y ya ni siquiera aparece en la foto, habiendo debido tomar la posta el ministro de Vivienda, René Cornejo, que poco tiene que ver con ese tema. Otro fiasco adicional es el tema de Doe Run Perú, en el que también se ha mostrado ambiguo, votando primero a favor de la administración de la empresa por parte de la Junta de Acreedores, pero luego no ha mostrado un apoyo explícito al proyecto de ley presentado en el Congreso para ampliar el plazo del PAMA de la empresa.
Además de todo ello, tiene embalsados los proyectos de Tía María, Pucamarca y Quellaveco, vecinos de Southern, así como el proyecto Santa Ana en Puno, en donde la minera Junior Bear Creek se iría a fueros internacionales porque el Gobierno aprista derogó la ley que le permitía explotar en zona de frontera.
Por último, ya comenzaron los racionamientos de electricidad y se producen constantes apagones en algunas zonas de Lima, habiéndose mostrado timorato para apurar a TGP (Transportadora de Gas del Perú), en los trabajos de ampliación de ductos.
Del mismo modo, habría causado enorme malestar en Palacio la mala reacción de la titular de Educación, Patricia Salas, ante el incendio producido en Breña y a la par con ella, la ausencia notoria del ministro de Salud, Alberto Tejada, en prácticamente todas las coyunturas críticas ocurridas en las últimas semanas (según nuestras fuentes, se habría llamado a tantear, inclusive, al ex ministro Oscar Ugarte a ver si estaría dispuesto a retornar al sillón ministerial).
Lo cierto es que si hasta hace un par de semanas lo que parecía más probable era que saliese el premier Oscar Valdés y junto con él solo uno o dos ministros, el escenario que hoy se abre a ojos de la pareja presidencial, considerando que cambios tan inmediatos de presidentes del Consejo de Ministros pueden generar una sensación de inestabilidad, es que sean más bien algunos ministros los fusibles de la crisis política de entrampamiento que se percibe en diversos sectores clave.
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